El miedo se vive oculto en las sombras; sin saber donde está el camino que conduce a la salida. Nadie puede ni podrá comprender tu sufrimiento: ese es el reto.
Tienes ansiedad a salir sola, a hablar en público, a relacionarte con los demás…¡que tonteria! Así opina mucha gente que ven los problemas desde fuera.
Este incomprensión hace que los triunfos que vayas consiguiendo en la lucha, en la conquista para dominar tus angustias, no serán reconocidos por nadie. Sin embargo es este tremendo handicap donde radica la grandeza, la nobleza y la plenitud de tu esfuerzo.
A todos nos gusta que se reconozcan nuestros méritos. Todos necesitamos una palmadita en la espalda tras realizar un esfuerzo para superar un gran obstáculo. Pero, lamentablemente, el ser humano juzga por comparación: estarás condenado a que te midan respecto a los más eficaces y eficientes, sin entender el camino y el recorrido titánico que habrás tenido que transitar. Como puede despertar la admiración un afectado por un accidente que vuelve a dar sus primeros pasos, tras ingentes sufrimientos, respecto al ganador de los 100 metros olímpicos.
Tú has de ser tu propio juez, tu entrenador, tu admirador y tu guía. No es justo, pero es así. Quizás seas el que más ayuda necesites, y te gustaría gritar con rabia:
¡Mírenme!
A pesar de lo que sufro estoy aquí frente a mis temores haciéndoles frente.
¿ Pero es que nadie va a aplaudir?.
Tu lamento se perderá en la inmensidad de la noche.
No sólo tienes que hacerle frente a tus miedos, además tendrás que superar el silencio.
Sin embargo, a pesar de lo dicho vamos a luchar, sin titubeos, para arrinconar a nuestros miedos.
Vamos a disfrutar de nuestros triunfos desde la sombra.
Hai zai hui ku
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