La tercera noble verdad
(incluyendo una disertación sobre Anatta)
Buda dijo: “no os enseño sino dos cosas: dukkha (sufrimiento, infelicidad) y la liberación de dukkha”. La tercera noble verdad es la verdad del cese de dukkha. Se ha dicho que si arrojamos un palo a un perro, el perro gruñirá al palo y lo atacará; pero que si lanzamos un palo a un león, el león ignorará al palo y nos atacará a nosotros. Una comparación similar fue la que estableció Buda entre las enseñanzas de otros y la suya propia; las demás religiones han atacado los síntomas, aplicando ungüentos de una u otra clase sobre la descarnada herida del sufrimiento humano; la enseñanza de Buda, por el contrario, afirma que solamente arrancando de raíz la causa de dukkha se puede alcanzar un estado en el que no vuelva a surgir dicho dukkha.
Este estado, el estado de no aparición de dukkha, se llama nibbâna.
Hay dos conceptos para comprender el concepto de nibbâna: La doctrina del no-yo, se aplica aquí también en relación con el nibbâna. Nibbana es Anatta, es decir, sin yo. Nibbâna, aunque no está ligado al mundo fenoménico del sufrimiento, tampoco está separado de él. Hay que evitar identificar la consecución del nibbâna con la aniquilación. Precisamente porque no hay ningún «yo» que pueda saltar fuera de la rueda, tampoco hay ningún yo que pueda ser aniquilado al conseguir el nibbâna. Nibbâna es la no-aparición de estados condicionados; ya no habrá ningún «ser» barrido de la ruta del sufrimiento.
La cuarta noble verdad describe los medios prácticos mediante los cuales se puede llevar a cabo el nibbâna; pero antes de anunciarlo Buda aclaró algunos malentendidos corrientes en su tiempo y que demostraron ser un serio obstáculo en la búsqueda de la verdad. En el primer discurso posterior a su Iluminación, dirigido a los cinco discípulos que se apartaron de él cuando abandonó el sendero de la propia mortificación, explicó que hay dos extremos que evitar; por una parte, la excesiva tolerancia de los sentidos, que es innoble y perjudicial; y, por otra parte, la práctica de un ascetismo físico extremado, que es doloroso, impuro, vano e inútil.
En contraste con estos extremos se encuentra «El Sendero Medio» que Buda descubrió; el Sendero que nos capacita para ver y conocer, que nos conduce a la paz, a la comprensión, al conocimiento y al nibbâna.
Introducción al budismo.
H Saddhatissa
La tercera noble verdad
…presenta el momento propio para explicar sus aspectos religiosos. Esta noble verdad se centra en el tema de la salvación o liberación del ciclo de las existencias. Los textos más antiguos la explican por los efectos inmediatos: extinción de los deseos, neutralización de la acción, cesación o apagamiento (nibbâna; en sansc., nirvâna) de todo. «Es como un gran fuego sin combustible que se muere, y, cuando los carbones se han extinguido, entonces se llama apagado (= nibbuto). El nibbâna es la meta salvadora. Todas las escuelas lo admiten y se han esforzado en explicarlo. Por eso, el budismo ha podido llamarse «religión de salvación». Para el budismo, que no habla de un absoluto o razón suprema y niega la realidad del ego, reduciéndolo a puros fenómenos, la salvación será simplemente salir del flujo de las experiencias dolorosas de la existencia y lograr la extinción. El nibbâna no es un estado ni una condición; es más bien un no-estado, una no-condición. Casi siempre se explica por medio de negaciones; p.ej., la no-vuelta a la existencia, el no entrar en la rueda de la trasmigración. No faltan algunas definiciones más positivas, como llamarlo inmortalidad (superar la frontera de la muerte), lo más real (supera toda oposición limitativa entre los relativos); ni metáforas iluminantes, como «cruzar la corriente», «llegar a la otra orilla», «liberación de las ataduras», etc. Textos muy antiguos hablan ya de un doble nibbâna. El primero se consigue en esta vida con la «destrucción de todo vinculo», permaneciendo aún los elementos de la existencia (el que alcanzo Buda con su iluminación); el otro es la cesación total Cpari-nibbana. Otras escuelas budistas (p.ej., del Mahayana) admiten de alguna forma la existencia de ese cuerpo de Buda, verdad absoluta, que llamaran budeidad o naturaleza cósmica, del que todos participamos. La salvación consistirá en encontrar en lo profundo del propio ego ese absoluto, quedando extinguidos (nibbâna) por la absorción y unión con él. En este caso, extinción es sinónimo de plena realización.
fotos: Jordi Muñoz Artigues (fotonatura.org)
La mística del budismo. J. López-Gay
Diccionario Antológico de Budismo. Mª Teresa Román