No es que piense que el budismo, taoísmo… sean disciplinas incapaces de ayudar al ser humano a mitigar su sufrimiento en cualquier circunstancia, e incluso alcanzar una forma de afrontar la vida más plena. No. Pero tampoco me siento a gusto presentándole a la gente el mensaje de que su única manera de enfrentarse a la vida es aceptar que todo es impermanente y profundamente irreal. Después de cada artículo pienso en la personas que saben que mañana se les cumple el plazo de la hipoteca y no tienen dinero para afrontarlo, o que saben que el salario o pensión ya no les da para comer todo el mes; en los niños que ven el sufrimiento de sus padres porque no pueden pagarles los gastos más perentorios; a esa persona que sale todo los días a encontrar un trabajo digno y sólo le ofrecen basura o nada … Ante esto lo de «no te preocupes, todo es una ficción» queda un poco patético. Alguien me puede acusar: «entonces ¿para qué tienes un blog que básicamente se preocupa de profundizar en las conocimientos del budismo Zen y el Tao? Mi respuesta sería que son las disciplinas filosóficas que más han esclarecido mi mente y más paz han dado a mi espíritu. Además de ayudarme a luchar por conseguir una vida mejor para mí y los que me rodean. Pero todo pensamiento, todo saber, toda ciencia tiene un recorrido, un espacio de aplicación y unas limitaciones. Además de que los cambios en la realidad donde se aplican hacen que necesiten adaptaciones. Buda diría (perdón por las pretensiones): «todos estos problemas y sus soluciones están recogidas en mis enseñanzas. Lo malo es que los que hablan en mi nombre no han sabido poner el énfasis en los aspectos claves de lo dicho, y lo hecho por mí.» Efectivamente. El primer planteamiento de Buda fue retirarse al bosque. Romper con el sistema social. Romper con las ataduras sociales: no casa, no vestidos, no posesiones materiales… POR LO TANTO: NO TRABAJO ASALARIADO, NO HIPOTECA, NO PLAZOS… NO DEPENDENCIA DE LOS AMOS: JEFES, AUTORIDADES…