El narcisismo representaba la dimensión psicológica de su ocultada necesidad de dependencia. Pese a sus ilusiones o fantasías de omnipotencia, la autoestima del narcisista depende de los «suministros narcisistas» de los otros. No puede vivir sin ser admirado. Su aparente liberación de nexos familiares e institucionales no llega al extremo de poder darse placer a sí mismo. Necesita la atención de los demás, a los que toma por espejos de sí mismo. A menudo se queja de insuficiencia para sentir, y por eso busca compulsivamente vivir experiencias fuertes e intensas que le descubran la vitalidad. Sin embargo, frecuentemente siente un gran vacío interior, una ansiedad difusa que encubre la ira reprimida. Pretende estar en paz, pero en unas circunstancias contrarias a esa paz y un marco social que le empuja al ensimismamiento. El ensimismamiento define el clima moral de la sociedad contemporánea, y la búsqueda de la realización personal y de la satisfacción narcisista se convierte en el tema central de su cultura. Pero el narcisismo no implica autocomplacencia, sino más bien desesperanza, una desesperanza que en el fondo está bastante generalizada. La experiencia del vacío interior, la soledad y la inautenticidad, no obstante, no carecen de contenido social, sino que surgen de las condiciones hostiles que infunde el conjunto de la sociedad, de los riesgos y los peligros de la vida contemporánea, de la pérdida de la confianza.
…Y que el narcisismo colectivo era la actitud dominante: «Puesto que la sociedad no tiene futuro, tiene sentido vivir sólo el momento, fijar la mirada en nuestro desempeño particular, transformarnos en expertos de nuestra propia decadencia, cultivarnos una conciencia trascendental». La cosmovisión se cerraba en el sí mismo, considerando la supervivencia como su único fin.
Sin esperanza de mejorar su vida en ninguna de las formas que verdaderamente importan, la gente se convenció de que lo importante era la mejoría psíquica personal: contentarse con los sentimientos, ingerir alimentos saludables, tomar clases de ballet o de danza del vientre, imbuirse de la sabiduría oriental, caminar sin fin…