Mi tarot privado, 20

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 20, El bocadillo de tortilla

 

El amor

 

Si queremos a alguien, es como el que desea un bocadillo de tortilla. Puedes tener dinero para comprarlo o no. Si tienes lo disfrutaras tranquilamente. Si no, mejor es seguir el camino que ya vendrán mejores momentos. A no ser que seas un felpudo o un cerdo egoísta y egocéntrico; entonces podrás pedir limosna o robar para poder tener acceso a él.

Tener dinero se refiere a poseer aquellas cosas (alegría, ternura, comprensión…) que despiertan en la otra persona el amor. Por consiguiente, el disfrute de la emoción lo realizas con la conciencia de que das y recibes, en la libertad de ambos. Ambos desean estar juntos porque así lo sienten.

carta tarot 20

No tener dinero significa que la otra persona no ve valores en ti para enamorarse, por lo que no te hace caso o abiertamente te rechaza. Pero  hay gente que sus deseos egoístas son más fuertes que el respeto a las decisiones  de la otra persona, y busca atajos sórdidos. Pueden ser de dos tipos: pedir limosna: que son todos lo comportamientos humillantes para que la otra persona esté contigo: pedir por favor que no te abandone, ponerte de rodillas ante todas sus ocurrencias, ir de humillación en humillación…; el otro, robar: utilizar todo tipo de estrategias para forzar psicológicamente o físicamente la voluntad del otro/a: hacerlo sentir culpable, reproches, cuando no la violencia pura y dura… En tales situaciones, el ladrón o limosnero sabe perfectamente que no reúne las condiciones para enamorar a la otra persona; pero como la considera un simple objeto (no considera para nada la libertad del otro/a), se obsesiona con poseerlo/a. Tras la máscara de su pretendido amor bulle únicamente la satisfacción de su deseo egoísta: es un enfermo peligroso.

Así que debemos imponernos la tarea de desenmascarar a los que a este tipo de enfermedad mental la llaman: querer o amar. Bajo la falacia de estos conceptos, mucha gente sufre violencia y hasta la muerte, por el mero hecho de haberse tropezado con una tarado/a enamoradizo.

El bocadillo de tortilla de esta carta tiene voluntad, piensa, siente y por tanto es una persona: no es un objeto.

Acordémonos que cada uno ve al otro como un bocadillo de tortilla. Si a uno le apetece morderlo tiene que esperar a que su compañero/a también lo vea como algo apetecible. Si no ocurre, mejor seguir nuestro camino.

 A nadie se le puede obligar a comer un bocadillo desagradable.

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