EL AZUCAR: EL SABOR DULCE DE LA ENFERMEDAD II

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Una sustancia adictiva

Así, su advertencia sobre la adicción que provoca ya se recoge en otras investigaciones previas, como la publicada en la revista Current Biology por un grupo de neurólogos de la Universidad de Michigan. En este estudio se concluye que el azúcar provoca la liberación de encefalina, una sustancia química natural que genera en el cerebro una sensación de placer similar a la de algunas sustancias estupefacientes, como el opio o la morfina, y que produce en el organismo una necesidad adictiva

La obesidad y el sobrepeso se relacionan por tanto con una adicción más, al activar la misma parte del cerebro que activa el opio, en la que ciertos neurotransmisores juegan un papel muy importante asociado al consumo excesivo y descontrolado. Este estudio de la Universidad de Michigan que dirigió Alexandra DiFeliceantonio muestra que el cerebro tiene más sistemas de recompensa de los que se creía hasta ahora, los cuáles explican por qué las personas tienen la necesidad de consumir ciertos productos en exceso. Unas conclusiones que refuerza Lusting, quien apunta a los desequilibrios hormonales y neuronales como los causantes del comportamiento a la hora de comer, y no al revés.

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La batalla legal por la prohibición

Toda esta literatura científica sobre los efectos del azúcar en la salud se está convirtiendo en la mejor herramienta del endocrino para emprender una batalla legal contra esta sustancia. Para ello se ha rodeado de un prestigioso grupo de abogados que ya comparan su salvadora cruzada para “evitar una crisis nacional de salud” con la lucha contra el tabaco iniciada en el país norteamericano a mediados del siglo pasado. Sin embargo, dice, el poder de la industria azucarera, que “está controlada en su 90% por tan solo diez conglomerados financieros”, hace que se defiendan sus intereses económicos por encima de lo que él llama una “crisis sanitaria”.

Su esperanza es que las demandas y reclamaciones colectivas acaben haciendo presión pública para cambiar la legislación. Aunque es consciente que para ganar la batalla, debe hacerse hincapié en los costes que provoca al sistema de salud, al igual que ocurrió con las denuncias contra las tabacaleras. La concienciación de la sociedad es cada vez mayor, como demuestra la desconfianza de los consumidores hacia los productos que indican altas cantidades de azúcar en su lista de ingredientes. Prueba de ello es la iniciativa legal del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, para prohibir la venta de refrescos azucarados de más de medio litro.

Pese a estos atrevimientos, Lusting se muestra pesimista, por lo menos a corto plazo. Su meta es que se incluya al azúcar en la lista de aditivos prohibidos, pero reconoce que los litigios contra la industria del tabaco no dieron sus primeros frutos hasta 40 años después de iniciarse, además de ver como una barrera la apatía de “unos jóvenes criados en la era de los alimentos procesados”. Lo que no se puede negar es que el debate sobre el azúcar está abierto y la guerra legal de los consumidores y bufetes de abogados norteamericanos no ha hecho más que empezar.

 

 

Elconfidencial.com

Ivan Gil

EL AZUCAR: EL SABOR DULCE DE LA ENFERMEDAD I

 

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La guerra del azúcar ha comenzado, al menos, en EEUU. El campo de batalla se divide entre las teorías conspirativas, el derecho y la crisis de los sistemas nacionales de salud. Todo ello espoleado por la relación entre el consumo de azúcar, la adicción y el aumento de peso que el endocrino Robert Lusting argumentó en una conferencia impartida en el centro de Medicina Integral de la Universidad de California. Las redes sociales fueron las que sacaron sus teorías de la academia, popularizando así el vídeo con la intervención de Lusting, titulado Azúcar, una verdad incómoda .

 “Los peligros para la salud que causa el azúcar justifican la implantación de una nueva legislación que regule su venta y las cantidades máximas permitidas como aditivo para edulcorar los productos alimenticios, del mismo modo que se hace con el alcohol o el tabaco”, concluía el artículo Public health: The toxic truth about sugar firmado en la revista científica Nature por Lusting junto a las investigadoras Laura Schmidt y Claire Brindis.

Este ultimátum se explica porque, según los autores del artículo, “la ubicuidad del azúcar en las dietas occidentales están generando una sociedad enferma, obesa y en bancarrota”, debido a los altos costes de sufragar la atención sanitaria a las personas con sobrepeso. “Las enfermedades derivadas de la obesidad están engullendo el presupuesto del sistema de salud a más velocidad de la que podemos imprimir los billetes”, sentencia elocuentemente en Fat Chance.

Las calorías “malas”

Lusting trata de demostrar ahora que no todas las calorías son iguales, ya que el metabolismo reaccionaría de diferente manera ante unas y otras. En el caso del azúcar, dice, sus calorías alteran el funcionamiento normal de nuestro organismo, provocándonos más hambre y cansancio y, por ende, nos vuelve sedentarios. Esto es porque dispara los niveles de insulina, la cual se nutre de las calorías y las almacena en el tejido graso, tal y como comenta en sus investigaciones.

El convencimiento de que no son las conductas alimenticias ni el sedentarismo las que nos hacen engordar, sino los desequilibrios hormonales y de los niveles de insulina, guía las tesis centrales defendidas por este endocrino norteamericano. De hecho, la receta estrella de la consulta de Lusting es un medicamento para corregir la segregación de insulina, con la que asegura que sus pacientes tienen menos apetito y más vitalidad. Él mismo se suele poner como ejemplo al asegurar que perdió 15 kilos en un período relativamente corto de tiempo reduciendo el azúcar de su dieta.

Elconfidencial.com

Ivan Gil

Belleza simétrica y asimétrica I


 

Belleza simétrica: una promesa de salud biológica

 

“…En el contexto de la felicidad es preciso sor­tear debate en torno a la belleza que, supuestamente, lo activa. Los psicólogos evolutivos tienen resuelto este problema, con abundantes pruebas. La belleza es un indicador de la salud. Con la cola desplegada, el pavo le esta diciendo a la hembra: «Soy fabuloso, estoy increíble­mente sano, tengo unos genes fantásticos gracias a los cuales he podido resistir a los parásitos», o tal vez, «simplemente tuve suerte, pero el hecho es que estoy increíblemente sano». Muy probablemente, es lo que el pavo le dice a la pava porque es cierto que en un entorno de esca­sez la cola del pavo real pierde su esplendor, y que a las hembras les seduce lo contrario, adoran las colas saludables, como corroboran muchos experimentos…No es seguro que el rostro sea el espejo del alma, pero todos los médicos están de acuerdo en que la cara es una parte del cuerpo muy complicada donde los ojos, la nariz y las marcas cutáneas reflejan casi todas las enfermedades ocasionales o del entorno. Armand Marie Leroi va mas allá y recuerda que casi todos los trastornos genéticos también dejan su huella en la cara, «La belleza, aunque apenas seamos cons­cientes de ello, es la ausencia de error -prosigue Leroi-. No es una cualidad en sí misma, sino la ausencia de vicisitudes en la vida, de mutaciones reflejadas en el rostro. De vez en cuando vemos a alguien que ha escapado de ellas y nos decimos que encarna la belleza.» El escritor francés Stendhal decía que “la belleza es la promesa de felicidad”, pero yo creo que la belleza es más bien la ausencia de dolor, o del recuerdo del dolor…”

 

El viaje a la felicidad

Eduardo Punset

 

El tipo de belleza del que se habla en el párrafo anterior, es una belleza íntimamente ligada a la simetría. La cola de un pavo real o el rostro de un ser humano son más bellos en cuanto más simétricos sean. Un insecto con alas perfectamente simétricas, posee el bien más codiciado de sus congéneres. De hecho, hasta los niños más pequeños que se le mostraban rostros humanos para ver por cuales se sentían más atraídos, siempre preferían los que mostraban una simetría más perfecta.

 

La ciencia nunca puede facilitar una comprensión completa y definitiva

En el nuevo paradigma se admite que todos los conceptos y teorías científicas son limitados. Y aproximados; la ciencia nunca puede facilitar una comprensión completa y definitiva.

Esto se puede ilustrar fácilmente con un simple experimento que se efectúa frecuentemente en cursos introductorios de física.

El profesor deja caer un objeto desde una determinada altura y muestra a sus alumnos con una simple fórmula de física cómo calcular el tiempo que tarda el objeto en llegar al suelo. Como en la mayoría de la física newtoniana, los cálculos despreciarán la resistencia del aire y no serán por tanto exactos.

Efectivamente, si el objeto fuese una pluma de ave, el experimento simplemente no funcionaría.

El profesor puede darse por satisfecho con esta «primera aproximación» o puede avanzar un paso y tomar en consideración la resistencia del aire, introduciendo más datos en la fórmula. El resultado -la segunda aproximación- será más ajustado que el primero, pero no será aún exacto, ya que la resistencia del aire depende de su temperatura y presión. Si el profesor es realmente ambicioso, propondrá una nueva fórmula, mucho más complicada, que tendrá en cuenta estas variables y dará como resultado una tercera aproximación.

No obstante, la resistencia del aire depende no sólo de su temperatura y presión, sino también de la convección, es decir, de la circulación de las partículas de aire a gran escala dentro de la habitación. Los alumnos podrán observar que esta convección puede estar influida por una ventana abierta, por sus patrones de respiración, etc. Llegado a este punto, el profesor detendrá probablemente el proceso de mejora de las aproximaciones por pasos sucesivos.

Este sencillo ejemplo demuestra cómo la caída de un objeto está conectada de múltiples maneras a su entorno y en última instancia al resto del universo. No importa cuántas conexiones tomemos en consideración para describir un fenómeno, siempre estaremos obligados a excluir otras. Por tanto, los científicos jamás pueden tratar con la verdad, en el sentido de una correspondencia precisa entre la descripción y el fenómeno descrito. En ciencia tratamos siempre con descripciones aproximadas de la realidad. Esto puede parecer frustrante, pero para los pensadores sistémicos el hecho de que podamos obtener un conocimiento aproximado sobre una red infinita de patrones interconectados es una fuente de confianza y fortaleza. Louis Pasteur lo expuso magníficamente:

“La ciencia avanza a través de respuestas tentativas hacia una serie de cuestiones más y más sutiles, que alcanzan más y más profundidad en la esencia de los fenómenos naturales.»

 

La trama de la vida

Fritjoft Capra

Cómo coño los zombis se mantienen en el peso adecuado

Llevo unas semanas intentando bajar peso. Tengo que controlar la cantidad de calorías que ingiero, y la tarea es bastante ardua. Es una lucha constante contra la física (y la química) de nuestro universo que impone inexorablemente que a más calorías más masa corporal.

Estos días estamos en plena efervescencia de muertos vivientes, de espectros, fantasmas… en fin,  de todos los pobladores del mundo de ultratumba. Me vino al recuerdo el video de Michael Jackson “Thriller”. Lo busqué en YouTube y contemplé como los muertos se levantaban de sus tumbas, desplazaban las lápidas (que deben pesar un…), y se lanzaban a bailar como posesos. Estaban delgados, pero fibrosos; como si hubieran mantenido una dieta adecuada en sus estrechos féretros. Emanaban energía y coordinación. Entonces me pregunte: como los zombis cómodamente acostados en sus tumbas mantenían esa figura y energía envidiable. Lo que estaba claro es que no respetaban las leyes de la física.

Desde luego no habían probado bocado desde el día de su muerte. Pero lo que está claro que un ayuno tan prolongado llevaría a un muerto a estar más muerto. Te pasas varios días sin comer y estás tan tieso que apenas puedes levantarte de la cama. Qué leyes físicas puede dar cuenta de la energía de estos muertos bailones. Movimientos de coste cero energético. No deberíamos investigar a los muertos vivientes para encontrar la salida a nuestro medio ambiente.

Está claro que las leyes de la física-química son únicas para todos los que habitamos este mundo. Si yo tiro una manzana en la china o en el Sudan caerán por gravedad al suelo. Y si me como una hamburguesa en el bar de la esquina como en uno de Tokio, son unas 300 calorías para tu cuerpo serrano. Por mucho que trates de convencerte de que eres un espectro, no te librarás del incremento de masa corporal.

Rememoro películas, rememoro fantasmas, hadas… que bien se mantienen en el peso justo. Danzan, bailan, asustan, matan con gasto cero (energético).

He estado consultado libros de bioquímica, de ciencias naturales pero no encuentro rendijas por donde dar alguna respuesta a tales maravillas espectrales. Claro que estará el vidente de turno que diga que son tipos de energía… tonterías,  las energías  más simples son calor, luz y esas no pueden no pueden marcarse un 3×4 o un grito nocturno, porque para eso se tendría que concentrarse en unas estructuras sofisticadas llamada pies o boca y esas estructuras tendrían que ser alimentadas y mantenidas… Si echamos mano de la física-cuántica y sus universos paralelos, está claro que no se lo que habita en otros pero en éste para existir hay que cumplir las leyes que cumplimos todos.

O sea que si yo tengo que castigarme sin piedad para mantenerme en forma y en peso, no voy a consentir que toda esta pléyade de espectros  muestren con total descaro esos cuerpos y bailes sin costo alguno. Por lo tanto estoy buscando la oficina de reclamaciones de este universo.

Y por ahora, a mí no me engañan, si paso por un cementerio a media noche y una lápida empieza a deslizarse, mantendré, en pos de la igualdad de trato universal, que el que la mueve comió 2000 calorías ayer y lleva más de una semana en un gimnasio. Porque un muerto tendría que tener más ventajas que nosotros los sufridos mortales.

¿Puede evitar que le leamos la mente?

No se ponga nervioso

Para comenzar, elija una de las seis cartas presentadas a continuación:

 

magia

 

 

Diga el nombre de la carta en voz alta varias veces, para no olvidarla.

Una vez el lector esté seguro de recordala… Realice la siguiente operación:

 

4 + 5 – 15 + 5 + 1 =…..

 

 

Leímos su mente

 

¡Hemos retirado su carta!

magia3

 

¿Adivinamos la carta que eligió?

¿Puede evitar que le leamos la mente?

 

Si quieres saber…ver:

¿Cómo nos engañan magos e ilusionistas?

Investigación y ciencia. Nº Marzo 2009