Mi tarot privado, 27

Las Cartas de mi juego: Naipe Nº 27 y última, La nieve

 

La rueda de la existencia

 

       Todos somos remolinos en el río de la vida. Durante el fluir de sus aguas, un río o un arroyo pueden golpear rocas, ra­mas o irregularidades del terreno, provocando remolinos que bro­tan espontáneamente aquí y allá. El agua que entra en uno de estos remolinos rápidamente sigue su curso y vuelve a unirse al río, hasta que se encuentra con un nuevo remolino y repite el procedimiento para seguir adelante. A pesar de que durante periodos breves pare­ce aislada de todo lo demás, en realidad el agua de los remolinos es el río mismo. La estabilidad del remolino es sólo temporal. La ener­gía del río de la vida forma cosas vivas -un ser humano, un gato o un perro, árboles y plantas- y si lo que mantenía al remolino en pie sufre una alteración lo hace desaparecer para unirse a la gran corriente de agua. La energía que formó un remolino en particular se desvanece y el agua avanza, quizá para volver a quedar atrapada más adelante y volver a convertirse en remolino.

De todas maneras, preferimos no relacionar este proceso con nuestra vida. No nos gusta considerarnos una formación temporal, un remolino en el río de la vida. Pero el hecho es que adoptamos una forma durante un tiempo y luego, cuando las condiciones resultan adecuadas, nos desvanecemos…

 

La vida tal como es

Charlotte Joao Beck

 

Foto: Luis F Llavori Romatet

 

           El juego de la realidad. El juego de las mutaciones. La nieve se convierte con la primavera en agua; ésta con el verano se disfraza de nube; el invierno nos trae de nuevo la nieve. Un juego de plastilina donde todo se transforma en todo en un ciclo eterno. Nada permanece y nada desaparece. Odios, amores, sufrimientos, alegrías bailan, corren en un juego absurdo y alucinante; si no te aferras a ellos participaras en la diversión.

 T. Deshimaru

 

            A sus ojos las lágrimas crecieron en la oscuridad parcial del cuarto y se imaginó que veía una figura de hombre, joven, de pie bajo un árbol anegado. Había otras formas próximas. Su alma se había acercado a esa región donde moran las huestes de los muertos. Estaba consciente, pero no podía aprehender sus aviesas y tenues presencias. Su propia identidad se esfumaba a un mundo impalpable y gris: el sólido mundo en que estos muertos se criaron y vivieron se disolvía consumiéndose.

Leves toques en el vidrio lo hicieron volverse hacia la ventana. De nuevo nevaba. Soñoliento, vio cómo los copos, de plata y de sombras, caían oblicuos hacia las luces. Había llegado la hora de variar su rumbo al Poniente.

 Sí, los diarios estaban en lo cierto: nevaba en toda Irlanda. Caía nieve en cada zona de la oscura planicie central y en las colinas calvas, caía suave sobre el mégano de Allen y, más al Oeste, suave caía sobre las sombrías, sediciosas aguas de Shannon. Caía así en todo el desolado cementerio de la loma donde yacía Michael Furey, muerto. Reposaba, espesa, al azar, sobre una cruz corva y sobre una losa, sobre las lanzas de la cancela y sobre las espinas yermas. Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y sobre los muertos. 

 

Dublineses

J. Joyce

foto: José J. Rico Cerdá

Mi tarot privado, 26

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 26, La colmena

 

Nuestra mente

 

…La respuesta dada por una joven de dieciséis años a la pregunta de como se comportaba en di­ferentes contextos: «Con mis compañeros soy extrovertida, alegre, alborotadora, me siento segura. En clase soy seria, responsable, respetuosa, callada. Con mi mejor amiga, comprensiva, yo misma, afectuosa. Con un chico que me atrae soy consciente de mi misma, buena escuchadora, sen­sible, no siempre soy yo. Con mi padre suelo ser distante, a la defensiva, reservada. Con mi madre, cercana, cabezota, sincera y con mal genio». Cuando esta joven trató de expli­car este acopio de contradicciones sobre su forma de ser después de leer sus respuestas ella misma, exclamó con frustración: «¡No tiene sentido, todo debería encajar en una sola pieza!».

  

Las observaciones sobre pacientes con el cerebro divido llegan a la conclusión de que el cerebro está organizado de forma modular y que cada uno de estos módulos puede producir comportamientos independientes. Una vez que se producen el sistema del hemisferio izquierdo, basado en el lenguaje y la conciencia, los interpreta y construye una teoría sobre el significado del mismo:

le pegue tres gritos, porque no estaba un minuto quieto”.

El esquema cotidiano de una acción (gritar) y una justificación a posteriori (no estaba quieto)…

¿Pero es esa la verdadera causa de la conducta?

No lo sabemos. Sin embargo el emitir la justificación nos da la sensación de un Yo coherente.

 

No somos uno: somos muchos con conciencia de uno

No somos un monologo: somos una conversación

 

 

Tenemos que aceptar nuestra diversidad interior, aunque no vale como disculpa para ser incoherentes con nuestros propios valores

 

 

Libros imprescindibles:

El cerebro social

Michael S. Gazzaniga

El Error de Descartes

Antonio Damasio

Mi tarot privado, 25

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 25, El espejo

 

La vanidad

 

El narcisismo representaba la dimensión psicológica de su nega­da necesidad de dependencia. Pese a sus ilusiones o fantasías de om­nipotencia, la autoestima del narcisista depende de los «suministros narcisistas» de los otros. No puede vivir sin ser admirado. Su aparente liberación de nexos familiares e institucionales no llega al extremo de poder darse placer a sí mismo. Necesita la atención de los demás, a los que toma por espejos de sí mismo. A menudo se queja de insuficien­cia para sentir, y por eso busca compulsivamente vivir experiencias fuertes e intensas que le descubran la vitalidad. Sin embargo, fre­cuentemente siente un gran vacío interior, una ansiedad difusa que encubre la ira reprimida. Pretende estar en paz, pero en unas cir­cunstancias contrarias a esa paz y un marco social que le empuja al ensimismamiento. El ensimismamiento define el clima moral de la sociedad contemporánea, y la búsqueda de la realización personal y de la satisfacción narcisista se convierte en el tema central de su cultura. Pero el narcisismo no implica autocomplacencia, sino más bien desesperanza, una desesperanza que en el fondo esta bastante generalizada. La experiencia del vacío interior, la soledad y la inauten­ticidad, no obstante, no carecen de contenido social, sino que surgen de las condiciones hostiles que infunde el conjunto de la sociedad, de los riesgos y los peligros de la vida contemporánea, de la pérdida de la confianza.

…Y que el narcisismo colectivo era la actitud dominante: «Puesto que la sociedad no tiene futuro, tiene sentido vivir sólo el momento, fijar la mirada en nuestro desem­peño particular, transformarnos en expertos de nuestra propia deca­dencia, cultivarnos una conciencia trascendental». La cosmovisión se cerraba en el sí mismo, considerando la supervivencia como su único fin.

Sin esperanza de mejorar su vida en ninguna de las formas que verdaderamente importan, la gente se convenció de que lo importante era la mejoría psíquica personal: contentarse con los sentimientos, ingerir alimentos saludables, tomar clases de ballet o de danza del vientre, im­buirse de la sabiduría oriental, caminar sin fin…

 
La biografía del miedo

Enrique González Duro

Mi tarot privado, 24

 

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 24, Las hienas

 

Las personas tóxicas

 

Aunque parecen corderos dóciles y amables, llenos de todas las virtudes imaginables: son hienas.

 

Sus principales características: 

1.- La falta de empatía. Son incapaces de ponerse en el lugar del otro.

 

2.- Cualquier otro es una cosa: El otro está fabricado para su uso y disfrute. No les importa manipular, engañar y maltratar a los demás en pos de conseguir sus objetivos.

 

3.- Con un sentido desproporcionado de su valía en constraste con su desmesurada mediocridad. Sólo tenemos que oírlos en su ambiente laboral, académico…Su sentido de logro es infinito, pero su capacidad suele ser mediocre; por lo que su nicho ecológico, como podemos suponer, es un partido político, la administración, universidad… Donde se pueda entrar manipulando, enmascarar su incapacidad y mantenerse a sangre y fuego

 

4.- Su megalomanía no tiene límites.

 

5.- Se relacionan perfectamente con los demás, a los que subyugan con una interminable serie de proezas dignas de Rambo en las minas del rey Salomón. Eso sí, si tiene que hundirte en una fiesta para sobresalir, por muy amigo tuyo que sea, te humillará sin contemplaciones.

 

6.- Desconocen otra conjugación del verbo que no sea la primera del singular: YO Yo hice….., yo conseguí……yo machaqué…… hablar con él es una pérdida absoluta de tiempo. Sólo se oye a sí mismo.

 

7.- No parecen ser víctimas de la ansiedad; ya la gastan la de los demás. Le falta los que les sobra a otros, sentido de la culpa.

 

8.- No dudan lo más mínimo en hacer daño a los demás si en ello les va disfrute o consecución de sus deseos. Con acciones, chismes, habladurías..

 

9.- Se esfuerzan en parecer las personas más honestas, más amables, más rectas, más éticas… pero su vida no concuerda con lo que presumen ser.

 

10.- Su sola presencia es incompatible con nuestra felicidad.

Mi tarot privado, 23

Las cartas de mi juego: Naipe Nº23, La muerte

 

 La alienación.

Cuando un ser humano deja de ser él  para convertirse en otro. Cuando una persona termina por aceptar el rol que le impone la sociedad: defender los intereses de los que lo dominan y explotan. Cuando deja de luchar por decir lo que verdaderamente siente. Y deja de comprender cuál es su posición exacta en el entramado social. Cuando vive y siente pensamientos que le son ajenos: está muerto.

También la alienación caracteriza la transformación de fenómenos y relaciones, cualesquiera que sean, en algo distinto de lo que en realidad son, la alteración y deformación, en la conciencia de los individuos, de sus auténticas relaciones de vida. La alienación es un concepto que caracteriza tanto el proceso como los resultados de transformar, en determinadas condiciones históricas, los productos de la actividad humana y de la sociedad (productos del trabajo, dinero, relaciones sociales, etc.), así como las propiedades y aptitudes del hombre, en algo independiente de ellos mismos y que domina sobre ellos.

Existen tres tipos de alienación:

Religiosa: Resignación. El pago de nuestras virtudes y esfuerzos se aplazan al “más allá”. «El opio del pueblo» permite que exista la diferencia entre personas (poderosas y sometidas, amos y esclavos, ricos y pobres) ya que  después de la muerte vendrá el justo reparto. La dominación religiosa y consagración a un dogma, frustra el desarrollo de la individualización de la conciencia humana.

 

Política: Pertenecemos al estado. No todos somos iguales ante la ley. Contractualmente aceptamos que «los privilegios de unos sobre otros». Aunque sepamos que las leyes están hechas para proteger y alimentar los intereses de los poderosos las seguimos aceptando como nuestra.

El que podamos elegir libremente a nuestros amos, no evita que sigan existiendo amos y esclavos (Marcuse).

 

Económica: El hombre se convierte en mercancía. El producto que creamos no nos pertenece (es algo ajeno a nosotros).

 

Dirigíanse las gentes por las calles en gran número y larga procesión, serpenteando de unas en otras como lar­gas culebras de infinitos colores: ¡al cementerio, al ce­menterio! i Y para eso salían de las puertas de Madrid!

Vamos claros, dije yo para mí,  ¿dónde está el cemen­terio? ¿Fuera o dentro? Un vértigo espantoso se apo­deró de mí, y comencé a ver claro. El cementerio está dentro de Madrid. Madrid es el cementerio. Pero vasto cementerio donde cada casa es el nicho de una familia, cada calle el sepulcro de un acontecimiento, cada cora­zón la urna cineraria de una esperanza o de un deseo.

Entonces, y en tanto que los que creen vivir acudían a la mansión que presumen de los muertos, yo comencé a pasear con toda la devoción y recogimiento de que soy capaz las calles del gran osario.

-¡Necios! -decía a los transeúntes-. ¿Os movéis para ver muertos? ¿No tenéis espejos por ventura?

 

El día de difuntos de 1836

Mariano José de Larra

Mi tarot privado, 22

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 22, El laberinto

 

 

-¿Qué es el Uno? -preguntó un monje.

-La multitud -dijo el maestro.

-Y ¿qué es la multitud? -insistió el monje.

-¡El Uno! -replicó Gensha.

-¿Qué es la mente de Buda? -inquirió el monje.

-La mente de los seres sensibles -dijo Gensha.

-¿Qué es la mente de los seres sensibles?

-La mente de Buda -respondió el maestro.

-¿Quién soy Yo?

-¿Qué quieres hacer con el Yo? -dijo Gensha.

-¿No estoy simplemente delante de ti?

-No te he visto nunca -replicó entonces Gensha.

-¿Quién es el maestro de este monasterio, Gensha?

-Eres tú, y yo soy el huésped -dijo Gensha.

-¿Cómo es eso?

-¿De que estás hablando? -concluyó el maestro.

 

Vivir el Zen

D.T. Suzuki

 

Perdidos en el laberinto de las palabras nos precipitamos en el abismo

El lenguaje

 

la gente arguye y discrimina para hacer valer su opinión. Por eso se dice que toda discusión implica una visión parcial.

El Tao supremo carece de nombre; el discurso supremo no se sirve de palabras;

El Tao explicito no es el Tao; el razonamiento discursi­vo no alcanza jamás la verdad

Son todos ellos iguales a un círculo que se esforzara por convertirse en cuadrado…

…-Si yo y tú discutimos y tú me vences a mí, y yo no te puedo vencer a ti ¿acaso por eso tienes tú la razón y yo no la tengo? Si, al contrario, yo te venzo y tú no puedes ven­cerme acaso yo estaré asistido de razón y tú desasistido? ¿Ambos estaremos en la verdad y ambos estaremos en el error? Ni tú ni yo podemos averiguarlo y un tercero estará realmente a ciegas. Los hombres, en efecto, estamos sumi­dos en esta oscuridad. ¿A quién llamaremos para que deci­da sin errar y nos rectifique? Si llamamos a alguien que esté de tu parte, por el hecho de pensar como tú, mal va a deci­dir. Si, por el contrario, es de mi parecer, tampoco va a decidir directamente. Si es de una opinión distinta de la tuya mal ha de rectificarnos. Si el que viene a enderezarnos es de la misma opinión que la tuya y la mía, ¿cómo podrá rectificarnos, siendo de la misma opinión que ambos? Así si ni yo ni tú ni el que sea podemos saberlo, ¿vamos todavía a esperar a ese otro?..

Que una opinión sea lógica no quiere decir que sea verdadera

 

No te fíes de la lógica ni de las palabras, puede ser engañosas; siempre tienes que comprobar cualquier afirmación en la realidad. La humanidad ha sufrido mucho por basarse sólo en el discurso del lenguaje: muchos monstruos poblaron la realidad aprovechando esta situación.

 

 Por eso el Buda nos instó a que no siguiéramos cie­gamente las tradiciones, la información, los rumores, las opiniones, las especulaciones o la autoridad de unos textos religiosos; sino que, por el contrario, viéramos y conociéramos por nosotros mismos la Verdad y que la adoptáramos. También nos instó a que viéramos y conociéramos por nosotros mismos lo que es pernicioso y divisivo, y que lo abandonáramos.

Siempre hizo hincapié en el ver y en el conocer, y no en el divagar, especular y creer.

Mi tarot privado, 21

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 21, El tigre

 

 El arte de domar nuestra mente  (el tigre)

 

Una mente controlada conduce a la felicidad.  

Buda

 

La mente es la raíz de todo nuestro conocimiento, tanto sobre nosotros mismos como sobre los demás. Si percibimos el mundo de manera poco clara surgirán sin duda confusión y sufrimiento: es como si nos pusieran unas gafas que nos mostrara todo borroso. Aunque no seamos conscientes de nuestra ignorancia y nuestras concepciones equivocadas, estas confunden nuestro conocimiento y nos sentimos perdidos. Nuestra mente, en su estado actual, puede compararse a un tigre salvaje descontrolado a lo largo de la vida cotidiana. Impulsada por el deseo, el odio y el desconcierto, esta mente indomada persigue ciegamente lo que desea y la emprende con todo cuanto encuentra a su paso, con poca o ninguna comprensión de cómo son realmente las cosas.

carta tarot 21

 La tendencia a dejarnos llevar por la ignorancia, el odio y el error nos esclaviza, dejando que predominen la confusión y las emociones negativas. Así la mente se vuelve salvaje e incontrolable, y nuestra libertad y felicidad quedan completamente destruidas. En nuestra vida como seres humanos hay gran cantidad de deseo y apego que nos causan mucho sufrimiento, tanto a nosotros mismos como a los demás. Si no satisfacemos nuestros anhelos, nos sentimos desgraciados. Incluso cuan­do obtenemos lo que queremos, la felicidad; pero que su producto es sólo temporal ya que, invariablemente, un nuevo deseo surge en su lugar. Continuamente estamos tratando de satisfacer deseos que son ilimitados, carentes de forma y tan extensos como el espacio.

 

(El deseo posee a nuestra mente. Actuamos sin control. No podemos dirigir nuestra barca por el camino de la felicidad. Quien nos lo impide: nuestra mente sin  domesticar: esclava del deseo, la envidia, el rencor, el odio…

1 1 MMiedo1Deseo-satisfacción-vacío

deseo-satisfacción-vacío

deseo-satisfacción-vacío…)*

 

Si cortamos una flor que nos gusta particularmente, en unos días habrá perdido su belleza. Pero mientras se marchita y muere, el deseo persiste y deseamos otra flor. Es evidente que nuestro deseo no puede ser eternamente satisfecho con una flor; necesitaríamos una cantidad infinita de ellas.

El arte de domar el tigre

Dharma Arya Akong Rimpoché

 

*agregado por el blog.

Mi tarot privado, 20

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 20, El bocadillo de tortilla

 

El amor

 

Si queremos a alguien, es como el que desea un bocadillo de tortilla. Puedes tener dinero para comprarlo o no. Si tienes lo disfrutaras tranquilamente. Si no, mejor es seguir el camino que ya vendrán mejores momentos. A no ser que seas un felpudo o un cerdo egoísta y egocéntrico; entonces podrás pedir limosna o robar para poder tener acceso a él.

Tener dinero se refiere a poseer aquellas cosas (alegría, ternura, comprensión…) que despiertan en la otra persona el amor. Por consiguiente, el disfrute de la emoción lo realizas con la conciencia de que das y recibes, en la libertad de ambos. Ambos desean estar juntos porque así lo sienten.

carta tarot 20

No tener dinero significa que la otra persona no ve valores en ti para enamorarse, por lo que no te hace caso o abiertamente te rechaza. Pero  hay gente que sus deseos egoístas son más fuertes que el respeto a las decisiones  de la otra persona, y busca atajos sórdidos. Pueden ser de dos tipos: pedir limosna: que son todos lo comportamientos humillantes para que la otra persona esté contigo: pedir por favor que no te abandone, ponerte de rodillas ante todas sus ocurrencias, ir de humillación en humillación…; el otro, robar: utilizar todo tipo de estrategias para forzar psicológicamente o físicamente la voluntad del otro/a: hacerlo sentir culpable, reproches, cuando no la violencia pura y dura… En tales situaciones, el ladrón o limosnero sabe perfectamente que no reúne las condiciones para enamorar a la otra persona; pero como la considera un simple objeto (no considera para nada la libertad del otro/a), se obsesiona con poseerlo/a. Tras la máscara de su pretendido amor bulle únicamente la satisfacción de su deseo egoísta: es un enfermo peligroso.

Así que debemos imponernos la tarea de desenmascarar a los que a este tipo de enfermedad mental la llaman: querer o amar. Bajo la falacia de estos conceptos, mucha gente sufre violencia y hasta la muerte, por el mero hecho de haberse tropezado con una tarado/a enamoradizo.

El bocadillo de tortilla de esta carta tiene voluntad, piensa, siente y por tanto es una persona: no es un objeto.

Acordémonos que cada uno ve al otro como un bocadillo de tortilla. Si a uno le apetece morderlo tiene que esperar a que su compañero/a también lo vea como algo apetecible. Si no ocurre, mejor seguir nuestro camino.

 A nadie se le puede obligar a comer un bocadillo desagradable.

Mi tarot privado, 19

 

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 19, El cuenco de arroz

 

La pobreza y la austeridad como el camino seguro hacia la libertad

 carta tarot 19

Comprar, poseer, aburrirnos, comprar, poseer, aburrirnos, comprar… ese es el juego que nos ofrecen. Tarjetas de crédito, facilidades…para acabar: endeudados. Esa es la trampa. Porque en ese momento ya nos tienen cogidos por las partes nobles. Hemos dejado de existir como seres libres: ya sólo somos esclavos.

Cuantas más deudas tengamos (hipoteca, plazos del coche, plazos del ultimo viaje a……..) menos libres somos. Tenemos que aceptar las condiciones de trabajo, de comportamiento que nos imponen, aunque no estemos de acuerdo con ellas. No podemos revelarnos, defender nuestros intereses, ya que si nos dejan en paro a ver quien va a pagar la casa y la comida. Por eso el budismo plantea que es esencial romper con las cadenas de la vida cotidiana de esclavitud para poder avanzar hacia la liberación.

También el cristianismo hizo énfasis en otro aspecto de la pobreza: “es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos que un camello pase por el ojo de una aguja”. Dedicados a atesorar objetos nos convertimos en cerdos que hincamos el hocico en la basura. No podemos mirar el resto de lo que nos rodea porque la mierda nos lo impide. Quizás no hemos comprendido que ese “reino de los cielos” puede ser la felicidad en este mundo: desprenderse de todo para ser uno con lo demás, y uno con uno mismo: ser verdaderamente libre.

 beauty05

“Me llamo Lester Burnhan

Éste es mi barrio

Ésta es mi calle

Ésta es mi vida

Tengo cuarenta y dos años; en menos de un año

habré muerto.

Suena un despertador

Claro que eso no lo sé aún.

Y en cierto modo ya estoy muerto.

 

Aquí  me tienen cascándomela en la ducha

Para mí, el mejor momento del día

A partir de aquí todo va a peor.

Ésta es mi esposa, Carolyn.

Se han fijado que el mango de las tijeras de podar,

hace juego con sus suecos.

No es casualidad…

 

…Sólo con verla me agoto.

No siempre fue así.

Antes era feliz. Éramos felices…

 

Tanto mi mujer como mi hija piensan

que soy un gran perdedor y tienen razón

He perdido algo

No estoy seguro de lo que es,

pero nunca me he sentido tan apático

Pero saben,

Nunca es tarde para recuperarse

 

American Beauty 

 siddhartha

Al salir de este sueño lo invadió un profundo sentimiento de tristeza. Fútil pareció su vida pa­sada, carente de valor y de sentido; nada vital, nada que fuera de algún modo precioso o digno de ser conservado le había quedado entre las ma­nos. Se encontró solo y vacío como un naufrago en una playa desierta.

Sombrío se dirigió Siddhartha a uno de sus jar­dincillos, cuya puerta cerró tras de sí, y se sentó bajo un árbol de mango, sintiendo la muerte en su corazón y el terror en su pecho. Y entonces noto que algo se moría en él, marchitándose y llegando a su fin. Poco a poco logró concentrarse y, men­talmente, volvió a recorrer todo el camino de su vida, desde los primeros días de los que guardaba memoria. ¿Cuando habla sentido realmente una dicha autentica, una verdadera voluptuosidad? Oh sí, la había sentido varias veces en sus años ju­veniles: al recibir elogios de los brahmanes, al superar con creces a los demás muchachos de su edad en la recitación de los versos sagrados, en las discusiones con los sabios y mientras ayudaba a realizar sacrificios. Una voz le había dicho enton­ces en su corazón: «Ante ti se abre un camino para el que has sido elegido. Los dioses te aguardan». j.tena caballerY, siempre en su juventud, cuando la meta cada vez más alta de sus reflexiones lo elevaba por en­cima de quienes compartían sus aspiraciones, cuando se afanaba y torturaba por descifrar el sen­tido de Brahma, cuando cada conocimiento adquirido no hacía más que renovar su sed de ins­truirse, allí, en medio de aquella sed y de aquellas torturas, había vuelto a escuchar la misma voz: «¡Adelante! ¡Adelante! ¡Tú eres el llamado!». La había escuchado cuando se fue de su casa para adoptar la vida de samana, y volvió a oírla cuando dejo a los samanas por aquel Ser Perfecto, a quien también abandono para lanzarse a la aventura. Mas ¡cuanto tiempo llevaba sin oír aquella voz ni as­cender a cumbre alguna!  ¡Qué camino tan árido y llano había recorrido en esos largos años, sin sen­tir aquella sed de aspiraciones nobles y sin pro­ponerse una meta elevada, contentándose con pla­ceres mezquinos que, sin embargo, nunca lo satisfacían! Todo aquel tiempo se había esforzado, sin él mismo saberlo, por llegar a ser un hombre como los demás, como esos niños grandes, sin otro resultado que un mayor empobrecimiento de su propia vida, más miserable ahora que la­ de ellos, cuyos objetivos e inquietudes eran muy distintos de los suyos. Pues, para él, todo ese mundo no había sido más que un juego, un baile que uno observa desde lejos, una comedia. Sólo había amado y apreciado a Ka­mala… pero ¿acaso la seguía queriendo? ¿La ne­cesitaba todavía, o ella a él? ¿No estaban jugando a un juego infinito? ¿Era necesario vivir para ello? ¡No, desde luego que no! Aquel juego se llamaba sansara: un juego de niños que quizá fuera agra­dable jugar una, dos o diez veces…, pero ¿siem­pre, siempre?

  Y entonces supo Siddhartha que el juego había terminado y que él ya no podría volver a jugarlo. Un estremecimiento sacudió su cuerpo: algo en su interior, sintió de pronto, había muerto.

Pasó todo aquel día sentado bajo el mango, re­cordando a su padre, a Govinda, a Gotama. ¿Los había abandonado a todos para convertirse en un Kamaswami cualquiera? Aún seguía sentado cuando cayó la noche. Al levantar la mirada y ver las estrellas, pensó: «Heme aquí sentado en mi jardín, bajo mi mango». Sonrió ligeramente. ¿Era justo y necesario poseer un mango y un jardín? ¿No era acaso un juego absurdo?

Aquella misma noche abandono Siddhartha su jardín y la ciudad, a la que nunca más volvió

 Siddhartha

Hermann Hesse

Mi tarot privado, 18

 

Las cartas de mi juego: Naipe Nº 18, La cantina

 

La iluminación

Siempre aparece en el sitio más inesperado. Donde no la estabas buscando.

Parece más proclive a ser alcanzado cuando vives a ras de suelo: en el dolor, la alegría, la humillación… en el valor de lo humilde.

carta tarot 18

“…la imagen de su po­sesión, como aquella puerta cubierta de joyas que el desesperado neófito, rumbo a Yesod, proyecta por milésima vez en los cielos para que por ella pase su cuer­po astral, la cual se desvanece para dejar en su lugar lenta e inexorablemente la de una cantina cuando, en el silencio sepulcral y en la paz, se abre por vez primera en la mañana…

…los desperdicios de la noche anterior, cajas de fósforos vacías, cáscaras de limón, cigarros aplastados como ‘torti­llas’ y cajetillas vacías que nadaban en medio de inmun­dicias y escupitajos. Y ahora que el reloj sobre el espejo indicaba las nueve pasadas, ahora que los voceadores de ‘La Prensa’ y ‘EI Universal’ entraban pateando o se encontraban parados en la esquina en este preciso mo­mento, ante el mingitorio asqueroso y repleto de limpia­botas que llevaban sus cajones en la mano o los habían dejado equilibrados entre el mostrador y la barra de me­tal, ahora quería marcharse!

¡Ah,

sólo él sabía lo her­moso que era todo esto,

los rayos de sol,

rayos de sol,

rayos de sol que inundaban el bar de El Puerto del Sol,

que bailaban el berro y las naranjas

o caían en una sola línea dorada,

como si estuvieran en el acto

de con­cebir a un Dios,

que caían como una lanza

sobre algún bloque de hielo…”

 

Bajo el volcán

Malcolm Lowry