DE 140000 A 13

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…“Aquí hay un ejemplo de lo que está ocurriendo. En la cumbre de su poder, la compañía fotográfica Kodak empleaba a más de 140.000 trabajadores y tenía un valor de más de 28.000 millones de dólares. Entonces inventaron la cámara digital”, explica Lanier en el preludio de su nuevo ensayo. “Hoy, Kodak se encuentra en bancarrota, y la nueva cara de la fotografía digital es Instagram”. Una compañía que, cuando fue vendida a Facebook por una cantidad exorbitada, apenas contaba con 13 personas entre sus filas. La pregunta que el autor se hace es dónde han ido esos miles de personas que han perdido su puesto de trabajo…

…El principal cambio en la sociedad se está originando debido a la evolución de la economía formal a la informal, asegura Lanier. En el pasado, las llamadas “clases creativas” producían bienes por los que recibían a cambio una retribución. No sólo un sueldo, sino también pensiones o protección social. Sin embargo, explica el escritor, la economía está entrando en ese sistema informal, basado en comunidades y en el intercambio de servicios, del que habló de manera optimista autores como Stewart Brand. Para Lanier, este nuevo modelo, que pone en peligro la estabilidad de los trabajadores, obedece al modelo de “las barriadas de los países en vías de desarrollo”. Esto tiene una consecuencia muy clara, y es que ahora “el ganador se lo lleva todo”. Si eres uno de los trece trabajadores de Instagram, has tenido suerte; y si no lo eres, seguramente estarás en el paro. Es lo que él mismo ha denominado en el pasado como “tecnopolio”…

Dos párrafos de:
El profeta de Silicon Valley: “Van a destruir a la clase media para hacerse ricos» Elconfidencial.com

LAS CAJAS DE AHORROS CONSTITUÍAN LA MADRIGUERA IDÓNEA: ALLÍ EL AVEZADO DEPREDADOR SE ABALANZARÍA SOBRE SU PRESA, EN EL 80% DE LOS CASOS: JUBILADOS

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El verbo ‘estafar’ tiene un significado común y otro jurídico, según el Diccionario de la Academia. El primero lo define como «pedir o sacar dinero o cosas de valor con artificios y engaños, y con ánimo de no pagar». Pero el que nos interesa aquí es el segundo: «Cometer alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como fin y el engaño o abuso de confianza como medio».

La gran mentira de las preferentes necesita, como casi todos los engaños, la colaboración del engañado. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué tanta gente colaboró en su propia ruina? Es bien sencillo. Cuando no tenemos conocimientos suficientes sobre algún asunto -algo relativamente frecuente en las sociedades complejas- confiamos en el criterio de personas de nuestra confianza. Por tanto, se trataba de buscar a gente con escasos conocimientos financieros -a poder ser, nulos- y ponerla en contacto con alguien en quien confiara.

Las cajas de ahorros -que vendieron la mayor parte de las preferentes- constituían la madriguera idónea donde llevar a cabo la operación. Allí el avezado depredador se abalanzaría sobre su presa, en el 80% de los casos jubilados, gente que llegaba a la oficina para pedir un consejo, porque no era consciente de que las reglas del juego habían cambiado. El director de toda la vida ya no era un asesor, sino el vendedor de un producto. Algunos ni siquiera son responsables porque ellos mismos no sabían lo que vendían, así de complejo era el artefacto. El presidente de la caja correspondiente se embolsaría poco después los millones correspondientes. Muchos disfrutan hoy de una vida fabulosa como premio a aquella faena superior que les fue encomendada.

Para consumarla, resultaba fundamental crear el hábitat adecuado. Y este se construía con los discursos oficiales y con el silencio de los supervisores. «Si mi ‘amigo’ me lo recomienda y las autoridades no lo desaconsejan… estará bien». Así se captaron 30.000 millones de euros. Y todavía quieren hacernos creer que fue un error, que alguna gente se despistó y vendió preferentes a gente ignorante para la que no estaba pensado ese producto. No, no es posible. No se recaudan 30.000 millones de euros gracias a algunos despistados.

La realidad que aún se intenta ocultar es que la operación se tramó para que con esos 30.000 millones de euros las cajas evitaran un saneamiento con fondos públicos, como el que se estaba llevando a cabo en otros países europeos en los años de la venta masiva de preferentes, 2008 y sobre todo 2009.

 

pinza PP PSOE

 

No fue un descuido. Fue una operación cuidadosamente planificada para que los dos grandes partidos -fundamentalmente, aunque casi ninguno se salva- no corrieran con el desgaste político de admitir que las cajas gestionadas por ellos estaban arruinadas. Para ocultar el saqueo y seguir tirando. Seguir tirando ellos, mientras los estafados vagan por las calles, de manifestación en manifestación, de juzgado en juzgado, para recuperar sus ahorros.

La operación parecía redonda. Como ambos, el PP y el PSOE, controlan los consejos de administración de casi todas las cajas, sólo había que poner los artefactos financieros a la venta. Mientras tanto, se trataba de que el Banco de España no revelara el calamitoso estado de los balances y que la CNMV mirara para otro lado. Ni se consiguen 30.000 millones por despiste, ni es casual que España sea el único país donde se han vendido preferentes a pequeños ahorradores. Las autoridades lo consintieron porque eran ellas mismas quienes las vendían. El lucro como fin y el engaño como medio.

Las preferentes representan la absoluta falta de escrúpulos del establishment y la crueldad que este es capaz de desplegar para salvarse. Andémonos con cuidado, porque cuanto más se complique su supervivencia, más aumentará su desesperación. Ayer se aprobó en el Congreso el decreto que consuma la estafa a cientos de miles de personas y la impunidad para quienes la perpetraron. La semana próxima UPyD presentará en la Audiencia Nacional una querella criminal contra todos ellos, en busca de resarcimiento para los estafados y la depuración de la responsabilidad de cada cual. Quizá no dejen de encubrirse mutuamente hasta que un juez los haga parar. Quién sabe. La estafa de las preferentes demuestra que son capaces de todo.

 

 

Preferentes: la gran estafa

Irene Lozano

Elconfidencial.com

EL TRIGO, ESE “VENENO COTIDIANO” QUE ARRUINA NUESTRA SALUD

Hace unos años, el prestigioso cardiólogo norteamericano William Davis comenzó a sospechar de los perjuicios para la salud que provocaba el consumo de trigo y sus derivados. Entonces, comenzó a recomendar a aquellos pacientes que no notaban mejorías tras someterse a sus respectivos tratamientos farmacológicos, que suprimiesen este alimento de sus dietas. Los resultados obtenidos sorprendieron al propio Davis: “El 70% de los pacientes experimentaron unos beneficios que ni yo mismo me imaginaba, más allá de una considerable pérdida de peso. En tan solo tres meses sus niveles de azúcar en sangre se redujeron notablemente, incluyendo muchos casos de diabéticos o prediabéticos que dejaron de serlo. Asimismo resultó que aliviaron otras de sus dolencias, como la artritis, la soriasis, la sinusitis crónica o la irritación intestinal”, asegura el cardiólogo.

Tras analizar con sus colegas las historias clínicas de los cientos de pacientes sometidos a este simple tratamiento dietético, Davis publicó un polémico ensayo, titulado Wheat Belly: Lose the Wheat, Lose the Weight, and Find your Path Back to Health (Rodale), en el que apoya sus conclusiones con una serie de estudios sobre los negativos efectos del trigo genéticamente modificado, en la salud de los humanos. La publicación ha levando una fuerte expectación entre el público, teniendo en cuenta de que se trata de un ensayo científico, y solo dos semanas después de su salida a la venta Wheat Belly se coló en la lista los libros más vendidos que elabora el diario New York Times.

Las rotundas tesis de Davis, en las que se relata mediante casos particulares los perniciosos efectos para la salud del consumo “del  trigo moderno”, han obligado a los lobistas de la industria alimentaria a mover ficha. La Grain Food Fundation ha lanzado una campaña para desacreditar los argumentos del cardiólogo norteamericano, mientras que este les ha devuelto la pelota retándolos a un debate televisivo, aunque todavía no ha obtenido ninguna respuesta al respecto.

 

 “Para estar sano hay que comer sano”

En Wheat Belly Davis establece una relación directa entre el aumento del número de diabéticos y el consumo de cereales sometidos a modificaciones genéticas: “Dos rebanadas de pan integral aumentan más los niveles de azúcar en sangre que dos pasteles debido al alto índice glucémico del trigo que se cultiva hoy en día. De este modo, estamos desarrollando una peligrosa resistencia a la insulina y, por ende, la diabetes está adquiriendo características de pandemia”. Según los cálculos de la OMS y otros organismos oficiales, en las próximas décadas el número de diabéticos rozará los 350 millones de personas en todo el mundo.

Una de las mayores satisfacciones de las que hace gala Davis desde la implantación de este tratamiento estrella en su consulta de cardiología es que “los únicos ataques al corazón que veo ahora los sufren pacientes nuevos que no conocían la dieta”. Así, asegura que todas las personas con problemas cardíacos a las que trata “han dejado de sufrir ataques”, después de eliminar el trigo de sus dietas, limitar el consumo de carbohidratos, aumentar la ingesta de vitamina D y compaginar con suplementos de yodo.

El extenso recorrido de Davis por las historias clínicas de sus pacientes intenta demostrar que no hay mal que se resista a su tratamiento. “Sobre todo, las patologías modernas más en boga, como la diabetes o el colesterol”, añade. Una cura milagrosa para casi todo tipo de enfermedades que hace desconfiar a buena parte de la comunidad médica. Sus reacciones han sido de recelo al señalar la falta de evidencias científicas en el libro. Unas acusaciones a las que Davis ha respondido exponiendo su propio caso. “Mis niveles de colesterol en sangre antes de dejar de consumir trigo eran bajos (27 mg/dl), los triglicéridos eran muy altos (350 mg/dl), los niveles de azúcar en sangre rozaban la franja de la diabetes (161 mg/dl) y mi presión arterial era también alta. Todo esto, unido a mi sobrepeso, con una gran acumulación de grasa alrededor de la cintura. Sin embargo, cuando dejé de comer trigo experimenté una rápida reducción de peso, los valores de colesterol se elevaron a 63 mg/dl, los triglicéridos se redujeron a 50 mg/dl, el azúcar en sangre se estabilizó en 84 mg/dl y la presión arterial se situó en una franja normal. Todo ello sin tomar ni un solo fármaco. En otras palabras, todo cambió para bien”.

“El agronegocio arruina nuestra salud”

La cruzada en solitario de Davis contra este alimento hace hincapié en que “el auge de patologías comunes anteriormente estabilizadas se debe al consumo de trigo”, al que se refiere a lo largo de su libro como el “veneno perfecto”. Para el cardiólogo, el valor nutricional de los cereales siempre estuvo sobredimensionado, pero fue a raíz de los avances genéticos iniciados en la década de los 60 cuando “se convirtieron en perjudiciales para la salud”. Pese a sus convicciones, el cardiólogo se muestra pesimista sobre la posibilidad de establecer algún tipo de limitación a la producción industrial del grano. “Económicamente no sería factible porque el trigo tradicional produce menos kilos por hectárea que el transgénico”. Sin embargo, apela a la concienciación de los consumidores para reducir su consumo. Para animar a dar este paso, Davis sugiere comer “alimentos de verdad”, como frutas, carnes, pescados y verduras. Es decir, “los menos susceptibles a sufrir modificaciones genéticas para engordar el agronegocio”, pues dice que el 90% del trigo ya es transgénico y que en pocos años supondrá el 100% de las cosechas.

En Wheat Belly, el médico no deja títere con cabeza al criticar también las lógicas que mueven a los nutricionistas y a los defensores de los alimentos ecológicos. “Todo lo que se propone es reemplazar la comida basura por otra menos mala. Esto es como si fumo cigarrillos sin filtro y me paso a otros que sí los tengan porque se consume menos nicotina. Un error porque no dejamos de hacer daño a nuestra salud, simplemente aminoramos parcialmente sus efectos. Lo que yo propongo es modificar radicalmente los hábitos alimenticios dejando de comer este tipo de productos y ya veremos cómo en un corto periodo de tiempo nuestra salud experimenta un beneficioso cambio”.

 

Iván Gil

Elconfidencial.com

 

DEBE SER DIFÍCIL TENER EL CUERPO EN LA INDIA MIENTRAS LA MENTE ESTÁ EN AMÉRICA II

En 2006 se contaban en la India unos 350.000 trabajadores que trocaban cada noche su identidad por una remuneración muy superior al salario medio. Es lo que llaman el «nuevo sueño indio», que ha sustituido a los viejos sueños de exilio: hoy en día, explica Joseph Confavreux, productor de una notable serie documental sobre «La India a gran veloci­dad», emitida en marzo de 2007 por la cadena de radio fran­cesa France-Culture, «ya no se sueña obligatoriamente con emigrar, como hace veinte años, pero a veces uno se convierte en emigrante in situ, se vive en el trabajo al ritmo de Occidente (lengua, estilo de vida, pero también clima, para satisfacer me­jor a los clientes de la otra punta del mundo), antes de volver brutalmente al ritmo indio».Poco a poco, esa gente «se inte­gra […] al pseudoestilo de vida norteamericano que se yen obli­gados a adoptar, hasta el punto de sufrir una transformación fundamental; se convierten en su trabajo», comenta Radhika Chadha, una consultora india de estrategia.

«Atravesando los continentes por teléfono, venden pro­ductos y calman los nervios de los consumidores -explica Ahluwalia-. Cada vez que intervienen, sueñan con América. Y mientras sueñan, cambian. ¿Qué es eso de transportarse a un país lejano que nunca has visto? ¿Qué pasa al vivir tan lejos de tu propio cuerpo?».

…Los seis empleados descritos en John &’ Jane, el documen­tal de Ashim Ahluwalia, presentan diversos grados de los síntomas de distorsión de la personalidad. Tras catorce horas de trabajo, se les ve al amanecer abandonar su identidad nor­teamericana como cenicientas indias y volver a ser lo que son, Namrata, Vandana y Oaref, para ir a acostarse. ¿Con que sue­ñan de día? Con Mujeres desesperadas, con Prison Break o con Jack Bauer, el agente de la serie 24. El caso de metamorfosis más impresionante es el de Naomi, una joven india que se acla­ra la piel y se decolora el cabello para parecerse a Marilyn Monroe. Habla con acento norteamericano incluso fuera del horario laboral. Rubia hasta las cejas, confiesa con un falso acento del medio oeste americano: «Estoy totalmente muy americanizada»

Confinados por la noche bajo los neones de grandes salas de llamadas que resuenan con el bullicio de las conversaciones telefónicas, estos nuevos emigrantes ya no viajan en el espacio, sino en el tiempo. «Teleatraviesan» los continentes. Emigran en el tiempo virtual de una onda telefónica. Atrapados por un mundo virtual del que sólo conocen los folletos comerciales y las series de televisión, estos empleados ven como su identidad se confunde poco a poco con una América fantaseada…

 

 

 

Storytelling:La máquina de fabricar historias y

formatear las mentes

Christian Salmon

 

DEBE SER DIFÍCIL TENER EL CUERPO EN LA INDIA MIENTRAS LA MENTE ESTÁ EN AMÉRICA I

Mientras el exilio consiste en tener la mente en el país de origen y el cuerpo en el país de acogida, las deslocalizaciones han creado una nueva categoría de inmigrantes que tienen el cuerpo en su pais y la mente en America…

Por la noche, Namrata, Vandana y Oaref se convierten en Naomi, Osmond y Nikki. Empleados de un call center de Bombay, contestan durante toda la noche -debido al desajuste horario- a consumidores de Estados Unidos que llaman a números gratuitos.

Como inmigrantes penetrando en suelo nor­teamericano, tienen que cambiar de nombre. Sin embargo, no han salido de su país ni han cruzado ninguna frontera; es la frontera la que los atraviesa: todas las noches, al sentarse fren­te a sus monitores, se convierten en norteamericanos. «Parami-explica Ashim Ahluwalia-, la idea de operadores telefónicos virtuales, dotados de falsas identidades que hablaban toda la noche por teléfono, era ciencia ficción. ¿Quiénes eran esos indios que se convertían en «norteamericanos» por la noche?»

Esta metamorfosis no ocurre de un día para otro. Porque no basta con adoptar un nombre norteamericano para volver­se norteamericano. Los candidatos deben someterse a varias transformaciones, empezando por borrar su acento indio gra­cias a cursillos de fonética llamados accent neutralization classes. La oferta de estos cursillos de formación explotó en la India a causa de la multiplicación de los call centers y de la deslocaliza­ción de las estructuras de back office de la empresas europeas y norteamericanas, como explicaba en 2005 John Ribeiro, co­rresponsal en Bangalore de IDG News Service (agencia de información sobre las tecnologías de la información): «El nue­vo negocio de la formación del personal en las técnicas occi­dentales de comunicación ha atraído a numerosos empresarios, de los cuales muchos vienen del turismo. […] «Todo consiste en asegurarse de que el consumidor no notará la diferencia entre una comunicación local y una comunicación con la India», afirma Sudheesh Venkatesh, responsable de recursos humanos de la filial de servicios en Bangalore de Tesco PLC, una gran cadena británica de supermercados».

La formación propuesta quieren iniciar a los individuos en la cultura y el estilo de vida occidentales, lo que se llama en la jerga profesional cross-culture sensitivity (sensibilización trans­cultural) y que muy a menudo no es otra cosa que un fenómeno de aculturación: «Los asalariados locales de Tesco, por ejemplo, están formados para estar perfectamente al corriente de la actualidad política y deportiva del Reino Unido, para poder hablar de ello con sus clientes». «Asimismo-cuenta Samir Mallal, coautor Gunto a Ben Addelman) del documental Bombay Calling-, ocurre que los empleados memorizan los resultados de los partidos de béisbol para poder bromear con sus clientes norteamericanos». Pero la mejor herramienta de la mundialización de las conciencias son las series norteamericanas con que saturan sistemáticamente a los empleados indios,

La globalización ha aumentado la necesidad de estos cursillos de sensibilización transcultural, hasta el punto de que los ejecutivos de las empresas multinacionales deben iniciarse en la cultura y el estilo de vida de los países que visitan. «Sin em­bargo-según el responsable indio de uno de estos institutos de formación-, no es muy buen negocio enseñar a los no indios la cultura, los valores y las costumbres indios. La industria de la cultura en Bangalore se da esencialmente en sentido único, ya que la mayoría de las multinacionales y las empresas indias de subcontratación se interesan únicamente en preparar a sus empleados para trabajar en una cultura occidentalizada».»

 

 

Storytelling:La máquina de fabricar historias y

formatear las mentes

Christian Salmon

ELCAPITALISMO ES INCAPAZ DE GENERAR TRABAJO SUFICIENTE Y DIGNO

El desempleo en el mundo ha alcanzado en la actualidad su nivel más elevado desde la gran depresión de los años 30. Más de 800 millones de seres humanos están en la actualidad desempleados o subempleados(jornadas reducidas, contratos basura…) en el mundo. Esta cifra puede crecer dramáticamente entre hoy y los próximos años, puesto que millones de recién llegados al mundo laboral se encuentran sin posibilidades de trabajo, muchos de ellos víctimas de la revolución tecnológica que está sustituyendo, a pasos agigantados, a los seres humanos por máquinas en la práctica totalidad de sectores económicos e industrias de nuestra economía global. Después de años de previsiones optimistas y de falsas expectativas, las nuevas tecnologías en los campos de los ordenadores y de las telecomunicaciones están, finalmente, produciendo los impactos largamente anunciados sobre el mercado laboral y sobre las economías nacionales, llevando a las diferentes comunidades que conforman nuestro mundo actual al inicio de una tercera gran revolución industrial. De hecho, millones de trabajadores ya han sido eliminados de los procesos económicos y los diferentes tipos específicos de empleo han sido reducidos en importancia o bien reestructurados o han desaparecido.

La era de la información ha llegado. En los próximos años nuevas y más sofisticadas tecnologías informáticas basadas en la información y en el empleo de los ordenadores llevarán a la civilización a situaciones cada vez más próximas a la desaparición del trabajo. En los sectores agrícola, manufacturero y de servicios las máquinas están sustituyendo rápidamente el trabajo del ser humano, y prometen una economía basada en una casi completa automatización para mediados de siglo. La completa sustitución de los trabajadores por máquinas deberá llevar a cada nación a replantearse el papel de los seres humanos en los procesos y en el entorno social. La redefinición de oportunidades y de responsabilidades de millones de personas pertenecientes a una sociedad carente de empleo masivo formal será probablemente el elemento de presión social más importante del siglo.

Mientras que el público, en general, sigue oyendo hablar de unos mejores tiempos venideros desde el punto de vista de la economía, en todas las partes del mundo los trabajadores se quedan perplejos por lo que aparece como un proceso de agravamiento del desempleo. Cada día las empresas anuncian su tendencia a ser más competitivas a nivel mun­dial. Nos dicen que los beneficios están aumentando regularmente. Además, al mismo tiempo, las empresas anuncian despidos masivos.

Tan sólo en el mes de enero de 1994 los empresarios americanos más importantes dejaron sin trabajo a más de 108.000 trabajadores. La mayor parte de los recortes procedieron del sector de servicios, en el que las reestructuraciones empresariales y la introducción de nuevas tecnologías que deben permitir ahorros en los costes de fuerza de trabajo dan como resultado una mayor productividad, unos mayores beneficios y una disminución en el número total de puestos de trabajo.

En tramos en una nueva fase de la historia mundial, en la que será necesario un número cada vez menor de trabajadores para producir los bienes y servicios requeridos por la población mundial. El fin del trabajo examina las innovaciones tecnológicas y las fuerzas del mercado que nos están llevando al borde de un mundo carente de trabajo para todos. Exploraremos las promesas y los peligros de la tercera revolución industrial y empezaremos a analizar los problemas complejos que acompañarán la transición hacia una era posmercado

 

 

El fin del Trabajo

Jeremy Rifkin

 

¿ACASO TODOS LOS DÍAS UN MUCHACHO TIENE LA OPORTUNIDAD DE BLANQUEAR UNA VALLA? II

Antes de que le responda, considere dos cosas. En pri­mer lugar, mis dotes de rapsoda no son precisamente de primer orden; de modo que pedir a alguien que pagara por oírme recitar durante lo minutos podía considerarse un abuso. En segundo termino, aunque yo pregunte a los estu­diantes si me pagarían por el privilegio de asistir a la recitación, no tenían por que pujar en ese sentido; podían perfec­tamente haber dado la vuelta a la tortilla y exigir que fuera yo el que les pagara a ellos.

Y ahora, los resultados (un redoble de tambor, por fa­vor). Los que respondieron a la pregunta hipotética relativa a mi paga se mostraron de hecho dispuestos a pagarme por el privilegio. Como media, se ofrecieron a pagarme alrede­dor de un dólar por la lectura poética breve, unos dos dólares por la intermedia y algo mas de tres dólares por la larga (después de todo, igual resultaba que podía ganarme el sus­tento fuera de la docencia).

Pero ,que hay de los estudiantes previamente anclados a la idea de cobrar de mí, en lugar de pagarme? Como cabría esperar, exigieron un pago: como media, pedían l,3o dólares por escuchar la lectura poética breve; 2,7o por escu­char la intermedia, y 4,8o por soportar la lectura larga.

De manera muy parecida a Tom Sawyer, pues, yo había logrado partir de una experiencia ambigua (y si el lector tu­viera la oportunidad de oírme recitar poesía comprendería lo ambigua que puede resultar dicha experiencia) y conver­tirla arbitrariamente en una experiencia placentera o dolo­rosa. Ninguno de los dos grupos de estudiantes sabía si mi lectura poética era de tal calibre que valla la pena pagar por ella o de tal calibre que sólo merece oírse cuando a uno se le compensa financieramente por la experiencia (es decir, no sabían si resultaba placentera o dolorosa). Pero una vez que se habían formado la primera impresión (que ellos tenían que pagarme a mí, o que yo tenía que pagarle a ellos), la suerte estaba echada; y el ancla también. Además, una vez tomada la primera decisión, seguían otras en lo que parecía ser una manera lógica y coherente. Los estudiantes no sabían si oírme recitar poesía era una experiencia buena o mala, pero, cualquiera que fuese su decisión, la empleaban como punto de partida para sus decisiones siguientes, creando una pauta coherente de respuestas para las tres lec­turas poéticas.

Obviamente, Mark Twain llegó a las mismas conclusio­nes: «Si Tom hubiera sido un filósofo grande y sabio como el autor de este libro, habría comprendido que el trabajo es aquello que uno está obligado a hacer, y el juego es aquello que uno no esta obligado a hacer». Luego, Twain observa­ba: «Hay caballeros ricos en Inglaterra que conducen cada día coches de pasajeros de cuatro caballos de 3o a 5o kiló­metros en verano porque ese privilegio les cuesta una suma considerable de dinero; pero si se les ofreciera un salario por el servicio, eso lo convertiría en un trabajo, y entonces renunciarían a hacerlo».

 

Las trampas del deseo

Dan Ariely

¿ACASO TODOS LOS DÍAS UN MUCHACHO TIENE LA OPORTUNIDAD DE BLANQUEAR UNA VALLA? I

George, Drazen y yo estábamos tan emocionados con el experimento sobre la coherencia arbitraria que decidimos llevar la idea un poco más lejos. Pero esta vez íbamos a ex­plorar un recodo distinto.

Acaso el lector recuerde un famoso episodio de Las aventuras de Tom Sawyer en el que Tom convierte el blan­queado de la valla de su tía Polly en un ejercicio para mani­pular a sus amigos. Tom aplica la pintura con entusiasmo, fingiendo disfrutar con la tarea.

-¿A esto le llamáis trabajo? -les dice a sus amigos-. ¿Acaso todos los días un muchacho tiene la oportunidad de blanquear una valla?

Armados de esa nueva «información», sus amigos des­cubren la alegría de blanquear una valla. Al cabo de poco tiempo, los amigos de Tom no sólo le pagan por gozar de ese privilegio, sino que disfrutan de verdad realizando la tarea, un resultado perfecto donde los haya.

Desde nuestra perspectiva, Tom transformo una expe­riencia negativa en una positiva: convirtió una situación en la que se requería una retribución en otra en la que la gente (los amigos de Tom) pagaba por participar de la diversión. ¿Podíamos nosotros hacer lo mismo? Pensamos que había que hacer la prueba.

Cierto día, para sorpresa de mis alumnos, inicie la lec­tura diaria sobre psicología empresarial con una selección poética, unas cuantas líneas del poema «Quienquiera que seas, que me tienes en este momento de la mano», de la obra de Walt Whitman Hojas de hierba:

 

Quienquiera que seas, que me tienes en este momento de mano,

si falta una cosa, todo será inútil.

te advierto lealmente antes de que pretendas nada de mi, yo no soy como tu suponías, sino muy diferente.

¿Quien es aquel que quiere ser mi discípulo?

¿Quien quiere inscribirse como candidato a mi afecto?

La ruta es sospechosa, incierto el resultado, acaso funesto, tendrás que renunciar a todo, yo sería tu modelo único y ex­clusivo,

aun entonces tu noviciado sería largo y agotador,

tendrías que abandonar toda la teoría pasada de tu vida y

toda la conformidad con las vidas que te rodean,

déjame, pues, no te incomodes, retira tu mano de mi hom­bro, déjame y prosigue tu camino.

 

Tras cerrar el libro, les dije a los estudiantes que aquel viernes por la tarde realizaría tres lecturas de Hojas de hier­ba: una breve, otra intermedia y otra larga. Debido alas li­mitaciones de espacio, les indique que había decidido cele­brar una subasta para determinar quien podría asistir. Distribuí unas hojas de papel para que pudieran pujar; pero antes de que lo hicieran, tenía que hacerles una petición.

Pedí a la mitad de los estudiantes que anotaran si hipotéticamente estarían dispuestos a pagarme 10 dólares por una recitación de 10 minutos. Pedí a  otra mitad que anotaran si hipotéticamente estarían dispuestos a oírme recitar poesía durante 10 minutos si les pagaba 10 dólares por ello.

Esta, obviamente, era el ancla. Luego pedí a los estu­diantes que pujaran por un puesto en mi lectura poética. ¿Cree el lector que el ancla inicial influyó en las subsiguien­tes pujas?

 

Las trampas del deseo

Dan Ariely