Los diez mandamientos para enfrentarse al miedo: Séptimo mandamiento (II)

 

¿Tienen los miedos algún sentido oculto?

 

Para algunas personas las fobias tienen un sentido: estas son un mensaje de nuestro inconsciente que nos alerta de los problemas que no hemos solucionado en la vida. Un poco como ocurre con «la interpretación de los sueños», en la que cada sueño tiene un determinado significado. En el caso de los sueños se ha demostrado que esta visión es errónea, y lo mismo sucede con las fobias. En este aspecto, la psicología ha abusado mucho de este tipo de reflexión, en detrimento de enfoques más eficaces.

 Las secuelas del psicoanálisis lacaniano Y la moda de los juegos de palabras a modo de reflexión psicopatológica han aportado muchos errores al mundo de la psicología. De ahí que un gran número de fóbicos haya sido víctima del diván, a veces durante muchos años.

Me acuerdo de una paciente que presentaba miedo a asfi­xiarse. Un psicoanalista al que había ido durante muchos años le había dicho que su fobia se debía a que había vivido «alguna experiencia muy difícil de asimilar». Observemos que el no arriesgaba nada al afirmar tal cosa, pues ¿”qué ser humano no ha vivido «experiencias difíciles de asimilar»? La paciente había buscado en vano siguiendo esa pista, sin ha­llar ninguna mejora.

Esta es una historia que contaba mi amigo el psicólogo Jacques Van Rillaer: «En la época en la que trabajaba en un centro de psicología clínica de tendencia psicoanalítica, una estudiante vino a la consulta de uno de mis compañeros con la esperanza de superar su miedo a los exámenes. Desde la primera visita el psicoanalista le había explicado que su mie­do a los exámenes se debía a su miedo a la masturbación. Su argumento se resumía en una frase: «El miedo a los exámenes es el miedo al sexo en solitario». Desconozco si esta bri­llante interpretación permitió a la paciente masturbarse sin sentirse culpable y obtener así su diploma».

A una de mis amigas que tenía un miedo incontrolable a las arañas, un terapeuta le dijo que su fobia no era más que una representación de su angustia frente al sexo opuesto: os­curo y velludo.

No hace mucho vino a mi consulta una joven que tenia pánico a que se le escaparan las heces en un lugar publico, miedo bastante frecuente en algunos fóbicos sociales gra­ves. También había padecido interpretaciones salvajes des­de su segunda (¡Y última!) sesión con un psicólogo que le había dicho: « ¿Se desprecia usted hasta el punto de llegar a cagarse encima?». El efecto terapéutico fue nulo. Como re­vancha se había negado a ir a consulta durante seis años, con­vencida de que todos los psicólogos se parecían a aquel te­rapeuta, lo cual es absolutamente falso, tanto en lo que se refiere a los psicoanalistas serios como a las otras escuelas de psicoterapia.

Esta visión de la fobia como traducción de un conflicto in­trapsíquico supone uno de los pilares de la teoría del psicoanálisis. Aunque sea poco funcional en la terapia, su di­mensión poética y misteriosa ha contribuido a su gran éxito gracias a muchos escritores cuyo talento ha permitido que lle­gara a popularizarse. En la novel a La peur, el escritor Stefan Zweig, muy influenciado por las teorías psicoanalíticas, des­cribe las angustias fóbicas de Irene Wagner, una burguesa adúltera: «Cuando Irene salía del apartamento de su amante y bajaba la escalera, de nuevo un miedo súbito e irracional se apoderaba de ella. Una peonza negra giraba ante sus ojos, las rodillas se le anquilosaban y se veía obligada a agarrarse a la barandilla para no caerse de bruces… Fuera le esperaba el miedo, impaciente por arremeter contra ella y que le comprimía el corazón de tal modo que desde los primeros escalones ya estaba sin aliento… ¿Crees… que siempre es el miedo…lo que paraliza a la gente? ¿No será a veces… la vergüenza… la vergüenza a abrir el corazón… a desnudarlo ante todo el mun­do?». Según Zweig, la culpabilidad de Irene era el origen de todas sus enfermedades fóbicas.

También es posible que este enfoque sea válido en algu­nas ocasiones. Pero parece que se aleja mucho de ser la nor­ma general. El problema es que si empezamos a investigar sobre las causas de los conflictos intrapsíquicos pronto en­contraremos docenas. Por una parte, estos conflictos pueden desempeñar un papel no específico, aunque sean un factor global de estrés, sin que se les haya de atribuir forzosamente un simbolismo. Si una persona fóbica tiene problemas conyugales o sexuales, no hay nada que pruebe que éstos sean el origen de sus miedos

 

Psicología del miedo

Christophe André

2 Respuestas a “Los diez mandamientos para enfrentarse al miedo: Séptimo mandamiento (II)

    • Realmente no hay un enlace directo entre ellos, pero si están los diez mandamientos para enfrentarse al miedo. Eso sí están todos agrupados en la categoría miedo. Si pinchas en esta podrás encontrarlos todos.

      Gracias por interesarte

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