Y la cobarde renuncia a nuestros sueños

 

El rosa púrpura

 

Cecilia es una chica que trabaja en un bar, su única felicidad es ir al cine local. Las películas son la parte hermosa de su vida. Su esposo es violento y egoísta, siempre preocupado por el dinero y siempre despreocupado por ella. Un día en el cine, en una función a la que asistía Cecilia, el personaje interpretado por su actor favorito  sale de la pantalla y se introduce en la vida real. Conoce a Cecilia y se enamora de ella. Era la persona ideal. El hombre que ella siempre había soñado.

De pronto se ve viviendo el amor de su vida. Todo era fascinante.

Pero los estudios de cine querían que todo volviera a la normalidad porque podía naufragar su negocio con todo el disparate generado. Por lo tanto, llama al actor real y traman embaucar a Cecilia para que deje al personaje de la película, así éste volvería a la pantalla y todo retornaría a la “normalidad”.

Cecilia sabía que su amor era el personaje de la película: Pero tenía un inconveniente: se parecía mucho a sus sueños. Sintió miedo. Su vida había sido tan miserable…como podía pretender ser feliz, conseguir lo que más quería.

El actor debe ser parecido al personaje- pensó- y es “real”.

Al final, cuando tuvo tuvo que elegir entre su sueño (el actor salido de la pantalla) y lo seguro (el actor que representó a su galán en el cine) se dejó llevar por el miedo e hizo la elección “más segura”. Cometió el clásico error humano: eligió la seguridad. Sin darse cuenta el miedo la había derrotado.

-Más vale pájaro en mano que ciento volando- debió pensar.

Y al elegir esto…

El personaje volvió a la película después de ser rechazado por ella; el actor la abandonó en cuanto el problema se había resuelto; y ,al final , se encontró trabajando en el mismo bar y con su despreciable marido.

La seguridad es el testaferro del miedo

Quién se deja guiar por sus miedos y renuncia a sus sueños…

 

La Rosa Purpura del Cairo

Woody Allen