Un maestro ofrece un melón a su discípulo.
-¿Cómo encuentras este melón? -le pregunta
– ¿Tiene buen sabor?
-¡Sí, sí! ¡Muy buen sabor! -responde el discípulo.
El maestro le plantea entonces la pregunta:
-¿Qué tiene buen sabor, el melón o la lengua?
Esta historia es un koan muy interesante.
El discípulo reflexiona, se complica y responde:
-Este sabor proviene de la interdependencia, no solamente de la del sabor del melón y la de la lengua, sino igualmente de la interdependencia de…
-¡Idiota! ¡Triple idiota! -le corta el maestro encolerizado.
-¿Por qué complicas tu espíritu? Este melón está bueno. Su sabor se explica por sí solo. La sensación es buena. Eso basta.
Los pensamientos personales limitan, categorizan y complican.
Me ha encantado!!! A veces las cosas son más sencillas de lo que parecen!
Gracias!
Jeje, Zen vs Theravada, muy gracioso. 🙂 Y aún así ambos poseen la naturaleza búdica,